Ayer por la tarde fui a visitar la casa-museo de Sergei Parajdanov, un artista genial, cineasta avant-garde que paso anhos en las carceles sovieticas por la estupidez y cerrazon del regimen. Sus collages, a los que se dedico cuando le cerraron las puertas del cine, son extraordinarias piezas, objetos de arte complejos y conmovedores. Me encantaron sus flores hechas con vidrios rotos, como estaba seguramente su corazon.
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Por la noche me junte con mi amigo Simon, que ya llego de Tbilisi con su visa irani, y nos fuimos a beber demasiados vodkas armenios con cerveza. Vodka-pivo. Como dice el refran ruso: "Vodka bis piva, djengi na veter!" (o sea vodka sin cerveza es como dinero gastado por el viento!) Whatever.
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Hoy, a pesar de la fuerte cruda, hago un esfuerzo y voy a visitar el sobrio, fuerte y conmovedor museo del genocidio armenio: "Lest we forget". Esta en una colina sobre la ciudad desde la cual en un dia claro se ve el monte Ararat.
De vuelta a la ciudad paso por el mercado de pulgas, conocido con el elgante nombre de "vernissage", al que llego cuando se esta ya levantando. Aun asi me divierto un rato mirando parafernalia sovietica, viejos instrumentos, libros en ruso y armenio, y todo tipo de antiguedades y absurdo bric-a-brac. Es sabado por la noche, pero voy a quedarme en casa para recuperarme de esos vodkas que pesan sobre mi cabeza como una loza.
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