Saturday, July 18, 2009

Bla, bla, bla...

Dice el filosofo rumano E.M. Cioran que uno no vive en un pais sino en una lengua, y tiene absolutamente razon. La lengua en la que pensamos y nos comunicamos es nuestra casa, crea nuestro mundo y establece sus limites, identifica las cosas y les pone nombre (en ese sentido la mision de la poesia seria la de romper y alargar esos limites). Sin embargo hablar una lengua, incluso con suficiencia, no hace que vivamos en ella, necesariamente. Yo no me siento "habitar" el frances, por ejemplo, a pesar de hablarlo, y sin embargo me siento "en casa" con el italiano, y sobre todo con el ingles, esa gran casa en la que vivi con mi padre durante casi cuarenta anhos, y en la que me muevo muy a mis anchas.
Cada lengua tiene sus codigos especificos, su forma de hacer poesia, su sentido del humor intraducible, su vulgaridad particular, y cuando uno habita una lengua adquiere una personalidad relativa a ella de manera inevitable, no como resultado de una construccion elaborada (artificio), como la persona de un actor, sino como derivacion natural e instintiva del caracter y de las experiencias de cada uno en el contexto de dicha lengua. Esto podria ser dificil de entender para quien siempre ha vivido en una unica lengua, pero resulta evidente para quienes somos hibridos culturales, perros de sangre mixta, y estamos condenados por ello a esa pequenha esquizofrenia linguistica que hace del nuestro un universo multiple. El habitar estos mundos distintos nos ayuda enormemente a identificar aquellas cosas fundamentales a todos comunes, y a distinguirlas de aquellas que no lo son, y que representan el aspecto "provincial" de cada cultura. El moverse entre esos mundos pone las cosas en perspectiva con aplastante claridad: me gusta pensar que el poliglota dificilmente sera un nacionalista (aunque la experiencia me desvela tristes excepciones).
Las particularidades de cada lengua establecen limites, pero tambien le dan esa riqueza a veces barroca, y por lengua no hay que entender nada mas espanhol, o italiano, o ruso, sino tambien el colombiano y el argentino, la lengua del D.F. y la que se habla especificamente en Tepito, en tal o cual familia o grupo de amigos, y finalmente en cada yo que habla. En la gran casa de la lengua cada quien tiene su propia habitacion.

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