Thursday, March 11, 2010

BANGKOK



Bangkok. Son las nueve y media de la mañana y estoy hecho polvo: en los últimos tres días no he dormido más de seis o siete horas totales, divididas en tres partes, como si fueran largas siestas. Encontré una pensión hermosa y barata en el barrio de Banglamphu, a pocos metros del río Chao Phraya y muy cerca de la famosa zona de Khao San Road. Estoy esperando la hora del check-out en un jardín verde y fresco, con un canal de agua en el que nadan grandes carpas japonesas, rojas y blancas. Hace un gran calor, y la humedad pega la ropa al cuerpo. Bangkok es una gran metrópolis tropical que a primera vista me parece mucho más similar a Japón que a la India, y yo creo que tiene que ver con el budismo (y con que son de origen chino).
Pasé buena parte del día durmiendo, y luego intentando sacar dinero del banco, sin éxito. Menos mal que aún tengo un poco de dólares y de euros en efectivo.

Doy mis primeros pasos por la ciudad, siguiendo la orilla del río, por la zona de Khao San y por el barrio tradicional donde está mi pensión. No tengo metas específicas ni prisas y en un par de ocasiones me detengo a tomar un café y a terminar con la novela que estoy leyendo, “Ringworld”, de Larry Niven, ganadora de los premios Hugo y Nébula en 1971, y en la que entreveo una fuente de inspiración para la Guerra de las Galaxias de George Lucas, sobretodo en aquello del “salto al hiper-espacio”, y en el personaje de Speaker-to-Animals, un alien sentiente, peludo y feroz, pero no sin sentido del humor, que me parece un claro antecesor de Chewbacca. Whatever.

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