Tuesday, September 22, 2009

LA VERDAD ES INCONTENIBLE



Pharganj es un caos, como siempre ha sido, por lo que sigo el consejo de Leo y de Ivana y voy a conocer el barrio tibetano de Delhi, Majnu ka Tila, y lo descubro infinitamente más apacible, peatonal, y a orillas del río Yamuna, y termino reservando una habitación en un hotelito para el jueves, para cuando lleguen Ale y Bernardo. Me acompañó Juan, un argentino que conocí en Amritsar y del que me he vuelto amigo.

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Diluvió buena parte del día y Paharganj, con sus baches y sus cycle-rickshaws y su caos y su basura, parecía una escena de alguna película de Vietnam, de esas en las que enseñan las calles de Saigón en 1970, todo lluvia y decadencia y calor, pero con hippies en vez de soldados.

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"Atheism is a non-prophet organization".
(Anónimo)

India es también, en cierto sentido, un país islámico, ya que alrededor del 20% de su población es musulmana, y eso significa casi doscientos millones de personas: más musulmanes que en Pakistán. El islam está presente también, y de manera fuerte y clara, en la historia, en la cultura y en el arte del hindustán. En India el islam floreció durante siglos. El mismo Mohammed Iqbal, el poeta-filósofo que propuso la idea de Pakistán, dijo en 1930: "It is no exaggeration to say that India is perhaps the only country in the world where Islam, as a people-building force, has worked at its best". ¿Entonces, me pregunto, porqué desear la separación? Es una pregunta sin una respuesta única, y seguramente hay elementos idealistas (Pakistán significa "la tierra de los puros"), mezclados con otros de tipo económico y político (un político musulmán en India difícilmente puede aspirar al poder absoluto), y parte de la culpa cae seguramente también sobre la ceguera los líderes hindús como Jawarlahal Nehru, como sostiene Pankaj Mishra: "his refusal to share power with muslim leaders made the partition of India inevitable".
El problema, que veo ahora claramente, es la idea misma del islam político (como la idea del hinduísmo o del cristianismo político: al césar lo que es de etcétera). Dice Naipaul: "This late twentieth-century Islam appeared to raise political issues. But it had the flaw of its origins -the flaw that ran right through Islamic history: to the political issues it raised it offered no political or practical solution. It offered only faith. It offered only the Prophet, who would settle -everything- but who had ceased to exist. This political Islam was rage, anarchy".
O furia, como dice Salman Rushdie. Y esas no son buenas energías para administrar la esfera de lo político. Con todo y que Pakistán es una república islámica "light" (comparada con Irán), hay leyes, como la de 1986, que castigan la blasfemia contra el Profeta con la pena de muerte, y hoy en día hay más de 2,500 prisioneros con cargos de blasfemia en las cárceles pakistanís. El primer síntoma del fascismo en una sociedad, en palabras de Dario Fo, es la ausencia (prohibición) de la sátira. El islam político no sabe reírse de sí mismo, ni conoce la autocrítica.
El famoso "choque de civilizaciones" de Hungtington, que tanto revuelo causó, no es en realidad entre islam y cristianismo, sino entre una ideología teocrática, basada en la revelación divina y la fé, y una iluminista, basada en la razón y heredera de la revolución francesa. La fé y la razón no son compatibles. Una te dice "cree, no dudes", y la otra insiste en que hay que dudar siempre, y que es la duda la que camina por el sendero de la verdad. La primera no puede permitir la existencia de la segunda, mientras que esta última incluye y acepta a la primera. La visión teocrática monoteísta no puede aceptar la existencia de otras visiones, puesto que se basa en verdades consideradas absolutas (un solo dios, un solo libro, por lo que otra verdad absoluta, si contraria, tiene que ser falsa).
En el reino de la razón, en cambio, las diferentes visiones teocráticas son cuando menos hipótesis válidas, interpretaciones de la realidad, y las verdades absolutas ideas que hay que tratar con pinzas. La teocracia sigue un libro, la razón enseña a seguir muchos, y a no creer que ninguno contiene la verdad, porque la verdad es incontenible.

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