Thursday, September 3, 2009

EL QALANDAR DE PESHAWAR



“Le preguntaron a al-Khayr: ‘los sufis estan en la mezquita?’,
‘En la taberna tambien’, respondio”.

Largo e intenso dia descubriendo Peshawar y la cultura pashtun. Estoy agotado.
Hussain trabaja para Prince Mahir Ullah Khan, un hombre que tambien se presenta como “escritor, periodista, guia, editor”, y ademas como director y activista de un par de ONGs. Dice que es un principe de verdad, de una tribu en el valle de Swat, y yo decidi para mis adentros creerles a el y a Hussain la mitad, mas o menos, de lo que dicen (esta es una ciudad de falsificadores: ya vi por la calle los puestos que venden credenciales y billetes falsos), pero son la llave para descubrir los misterios de esta ciudad, y decido seguirles la corriente. Asi que con otros dos viajeros que estan aqui, Mart (un holandes estudiante de geografia que esta haciendo una tesis sobre Kyrgystan), y Jakob, un cartero danes desempleado, decidimos dejarnos acompanhar por “Prince” a conocer los alrededores de Peshawar. Dice que nos lleva gratis, pero que podemos hacer una donacion a su ONG. Obviamente.
El viaje resulta mas interesante de lo esperado, casi a pesar de nuestro principe, que es un poco nervioso e invadente. Salimos en un coche desde el centro de Peshawar, recorriendo lo que queda de las antiguas murallas y puertas, y luego seguimos el Grand Trunk Road, la antigua carretera que iba de Kabul a Calcutta (en una nota a pie de pagina en el libro de Newby leo: “The Grand Trunk Road was planned as a highway for armies in the sixteenth century by the Afghan Emperor Sher Khan. It was completed under the administration of Lord William Bentinck, Commander in Chief, 1833-5”. Atravesamos un rio por un hermoso puente Mogol, y pasamos campos de gitanos, y de refugiados afganos de las dos invasions, la rusa y la Americana. Apenas nos alejamos del caos de la ciudad y nos encontramos inmersos en una realidad Antigua, congelada en el tiempo, con campos cultivados, ninhos banhandose en un rio marron por las lluvias, carretas tiradas por caballos, camellos bebes durmiendo junto a las tiendas, mujeres con coloridos vestidos tribales: los ninhos nos persiguen con gritos de alegria: quieren que les tomemos fotos y luego se las ensenhemos. Los dejamos bajo la sombra de un enorme y milenario laurel, tan viejo y tan grande que sus raices colgantes son tan gruesas como arboles maduros.
De ahi seguimos por caminos cada vez mas rurales hasta el pequenho y humilde santurario de Pandhu Baba, un santo sufi del siglo XVI cuya habilidad especifica, ahora que esta muerto, es la de curar los males del higado: los fieles compran un collarcito de hilo blanco con, amarrados como cuentas, unos rollitos de papel con versos del coran, mismo que han de llevar al cuello durante una semana, al final de la cual vuelven al santuario y lo amarran a las ramas de un arbol sobre la tumba del santo; una vez amarrado el collarcito beben de un vaso con agua en el que han colocado otro rollito de papel con otro verso del coran. Con eso estan curados, de cirrhosis, hepatitis, lo que sea.
La siguiente etapa de nuestro curioso viaje es una escuelita, muy humilde tambien, en la que por las tardes se ensenha ingles a un grupo de ninhos y adolescents. Todos son pashtunes, tanto maestros como alumnus, y algunos vienen de Afganistan y otros de Pakistan, aunque son indistinguibles porque pertenecen a una sola gran tribu. Pasamos parte de la tarde en la escuela, charlando con maestros y alumnus, dando pequenhas “clases” sobre nuestros paises y culturas, y luego bebemos juntos el te verde con species, que es lo que beben los pashtunes. Para esta escuela es, en teoria, nuestro donativo, y los tres esperamos que asi sea, por lo menos en parte.
La ultima etapa de la jornada fue la mas interesante para mi, puesto que se trato de una visita a una comunidad sufi viva y en accion, un tekke como los que han desaparecido ya en Turquia y en Iran. Se trata del santuario de un gran santo y poeta sufi, el mas grande en lengua pashtun, Rahman Baba, quien vivio entre los anhos 1042 y 1118 de la hegira o calendario islamico, correspondientes a los anhos 1621 a 1697, A.D.
En unos jardines frescos y verdes a un lado del sepulcro del Baba, se reunen grupos de hombres a fumar hachis en chillums y, como dicen ellos, meditar en dios, charlar, y cantar versos de las poesias de Rahman. Somos bien recibidos y nos sentamos de piernas cruzadas con ellos en un gran tapete a compartir el chillum y unos caramelos, y en nuestro honor mandan traer a un hombre ciego, muy alto y de larga cabellera, que a cappella se pone a cantar. Fue un momento muy hermoso que se vio empanhado unos instants por un energumeno que se opuso a nuestra presencia. Repetia muy enojado: “Kafiriye!”, lo que signifia “infieles”, o no-creyentes. Los demas, la mayoria, nos hicieron entender que no teniamos que sentirnos incomodos y que estaban contentos de conocernos y de compartir un rato con nosotros, pero a mi me hubiera gustado poder hablar con el tipo inconforme, asegurarle que si que soy creyente: yo tambien creo en lo que creo, firmemente (aunque no sea en lo mismo que cree el). Decirle ademas que la intolerancia es contraria al sufismo, contraria a las mismas ensenhanzas de Rahman Baba, como leo en un panfletito que compre, intitulado “An analysis of teachings and poetry of Rahman Baba”, y cuyo auto res Abdul Haq Safi: “His poetry is full of love, advice, kindness towards humanity and respect for other people”.
Esos “other people”, querido inconforme, somos nosotros.
El sufismo es la corriente mistica y ascetica del islam, y como tal busca en la comunicacion directa con la fuente de la divinidad la escencia del islam, y advierte de los peligros de la mera aplicacion de las manifestaciones formales de la religion, es decir prescripciones y rituals. Como dijera Abu al-Hasan Al-Nuri: “El sufismo no es ritual ni teoria, sino comportamiento”.
El sufismo es tolerante, abierto, porque cree en la multiplicidad de los caminos espirituales, reeconociendolos como uno, en varias manifestaciones, y en ese sentido su relacion y su contacto con el hinduismo y con el budismo son evidentes. En esta zona del mundo last res religions han convivido por milenios, y aunque el sufismo hoy en dia es parte del islam, es en realidad mucho mas antiguo. Por algo los santones se llaman “Babas”.
Aqui tambien existe un “choque de civilizaciones”, dentro del islam, justamente entre el sufismo, y la version cerrada, talibana, y en ocasiones algunos de estos talibanes ponen bombas en los santuarios sufis, porque para ellos la simple idea de venerar a un santo es sacrilege. Estas dos visions del islam no son compatibles, lo que hace a Naipaul preguntarse, “whether the mixing of the two types of religion –the religion of revelation and rules, the religion of ascetism and unconfined meditation- didn’t diminish both”.
Yo creo que esa mezcla es simplemente imposible, por autoexcluyente.
Asi que fue interesante vivir en carne propia un ejemplo de ese conflict entre el islam abierto y el islam cerrado, y muy hermoso descubrir que el corazon del sufi late fuerte todavia, aqui en Pakistan, incluso entre los generalmente mas conservadores pashtunes. Y que esta vivo en el qawwali, y en el islam mistico, ligero y tolerante de los Punjabis y de los sindhis. Vivan la musica, las sonrisas, la tolerancia, la camaraderia, y el reconocimiento del “otro”. Como me hubiera gustado poder hablar con ellos mas.

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“El verdadero sufi es aquel que ve a todo el genero humano
como su propia familia”.
(Abu Bakr al-Shibli)

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Hace poco escribi un cuento en el que aparecian los calandaries (qalandars), sin haber podido descubrir con exactitud quienes eran, pues en ningun lado encontre una definicion clara, convincente. En el librito que compre se refieren a Rahman Baba como un qalandar o “candid poet”, mientras que uno de los hombres del santuario al que le pregunto me dice que un “shabazz qalandar” es un hombre con grandes poderes, que cuando quiere, saca sus alas y vuela. Sera?

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