Friday, October 2, 2009

LOS ROBINSON INDIOS



Ayer llegaron Ale y Bernardo, y ayer, también, fue el primer día en todo este viaje en que no escribí nada en mi diario, estando demasiado ocupado en recibirlos. Llegaron naturalmente cansadísimos y están apenas comenzando a adaptarse al nuevo horario, al clima, a la comida, a la gente.
Son las diez de la mañana y estamos en la habitación del Wongdhen House, desayunando y empacando, porque hoy por la tarde tomamos el autobús para Dharamsala. Bernardo está viendo caricaturas en hindi.

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Macleod Ganj.
Después de una noche terrible en el autobús (debido al estado deplorable post-monsónico de la carretera), llegamos a Macleod y nos instalamos en un hotelito en el pueblo para con calma, en estos días, encontrar una casita en Bhagsu.
El cambio de la vida del viajero solitario a la de padre de familia fue abrupto, y también necesita de un período de aclimatación, pero no hay prisas y este es un gran lugar para aclimatarse.

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La luna llena llegó, y anoche empezó a menguar, señalando el final de la primera mitad del ramadán, que ahora parece algo tan lejano (en Macleod hay unos cuantos musulmanes, que sirven, como de costumbre, de carniceros para los hipócritas de los budistas carnívoros, que comen animales, pero no los matan), y en lo que pienso con nostalgia, casi. Hay algo indudablemente hermoso en el sentido de la comunidad que tienen los musulmanes, siempre y cuando, como bien dice Naipaul, se pueda ignorar, o negar, el mundo exterior:
"And listening to the music at the end of the long day -a small crowd, some asleep, people coming and going- I felt that Islam had achieved community and a kind of beauty, had given people a feeling of completeness- if only the world outside could be shut out, and men could be made to forget what they knew".

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