Sunday, January 31, 2010

LO QUE SOBRA ES PARA LAS VACAS



“The Lord Vishnu has two wives –Lakshmi, the goddess of wealth, and Saraswati, the goddess of wisdom. The two wives would naturally be at loggerheads –a depiction of the fact that the intellectual life seldom goes with wealth: you have to choose one of them”.
(V.S. Naipaul, India: A Million Mutinies Now)

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Los ritmos de la actividad en Varanasi, como en todas las ciudades de la India, están marcados por los cortes de corriente eléctrica, cuya finalidad supuesta es la de ahorrar energía, es decir dinero, y digo supuesta porque la infinidad de generadores, acumuladores y baterías con las que se suple la carencia cuestan también, a la vez que producen contaminación ambiental y auditiva. En las zonas ricas, evidentemente, no hay cortes de luz. En Varanasi los cortes de corriente son entre las ocho de la mañana y una de la tarde, y nuevamente entre las tres y las seis de la tarde, para un total de ocho horas, sin contar los numerosos cortes adicionales por fallos en el sistema. Uno se acostumbra y se adapta, a esto como a lo demás, y seguramente es por ello, entre otras cosas, que las casas indias no usan refrigeración: cada día se compra o elabora lo que ha de consumirse ese día, y lo que sobra es para las vacas.

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Llevar un diario es una cosa, pero hacerlo público, aún partes de él, es otra, porque pone mis pensamientos más íntimos y mis estados de ánimo al descubierto, a la vista de todo aquél que quiera ver: eventos grandes y pequeños, alegrías, tristezas, sorpresas, problemas, momentos de poesía, violencia, surrealismo, cinismo, buen humor o ironía. No es, claramente, mi intención, pero todo lo que escribo termina, por el simple hecho de hacerlo público, en tela de juicio. Y no a todo el mundo le gusta lo que lee, y menos mal (no hay nada peor que complacer a todos, siempre), pero en algunas ocasiones la reacción de alguien a algo que escribo, excesivamente virulenta, fundamentada en alguna incomprensión, o simple falta de sentido del humor o de la ironía (falta gravísima!), me deja perplejo. Este diario lo escribo en primer lugar para mí mismo, y es un secreto y dulce motivo de orgullo, whenever it rubs somebody the wrong way.

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Saturday, January 30, 2010

BAKRI EID


Estoy casi recuperado de mi gripe, pero ahora el que está enfermo es mi maestro: se sentía mal del pecho hace tiempo y los análisis que se hizo en el hospital revelaron un principio de tuberculosis, afortunadamente curable. Yo estoy seguro que la causa es la pésima calidad del aire. Hoy en día a la mierda y al smog se une también el humo del plástico quemado cada día en las calles: el tóxico residuo inorgánico en las pilas de basura. Lo orgánico es devorado por vacas, perros, ratas, insectos, pero ahora que hay plástico en la basura a los indios no se les ocurrió nada mejor que hacer montoncitos por las noches, como han hecho siempre con el papel, la madera y el cartón, y prenderles fuego. Esta es sin duda una ciudad malsana.
Hoy sábado es el Bakri Eid, o “día de la cabra”, la fiesta musulmana del sacrificio que rememora el día en que Allah puso a prueba a Ibrahim, pidiéndole que le entregara a su hijo Ismael, en sacrificio. Como bien sabemos por la historia con la misma trama, aunque con los nombres de los protagonistas ligeramente cambiados, Allah, una vez convencido de la lealtad de Ibrahim, le permite que sacrifique a una cabra en lugar de su hijo. Así hoy, en todas las comunidades musulmanas del mundo se sacrifican cabras, corderos, y otros cuadrúpedos (según el país, en India por ejemplo el búfalo de agua, que por algún motivo los hindús no consideran sagrado). Hoy sería un buen día para comer birria en Varanasi.
Lo curioso es que estuve preguntando hace un par de días cual era la festividad que se celebraba hoy y nadie sabía, y es porque pregunté entre hindús. No tenían ni idea, lo que demuestra lo impermeables que son las comunidades en este país, aún cuando viven en el mismo barrio, o incluso en el mismo edificio, y eso que el Bakri Eid es fiesta oficial, puesto que hoy estuvo cerrada la escuela de Bernardo. Es además la fiesta más importante para los musulmanes, más que el cumpleaños de Mohammed, o el día en que subió al cielo en su caballo, y yo me pregunto porque no lo es para judíos y cristianos, si consideramos la importancia simbólica de ambos gestos: el de Abraham, que se rinde incondicionalmente ante su dios, y el de su dios, que convencido de su absoluta lealtad le demuestra clemencia. El episodio entre Ibrahim y Allah señala también, seguramente, el fin de la práctica del sacrificio humano en las religiones monoteístas, y sería, por este solo motivo, razón para celebrar.
Esta mañana, mientras Ale estaba en su clase de flauta, me llevé a Bernardo caminando por los ghats hacia el chai-shop, y no habíamos llegado aún cuando escuchamos un ruido ensordecedor cerca de nosotros y vimos, a no más de veinte metros de distancia, como un trozo de muro se despeñaba desde las alturas de uno de los muchos antiquísimos edificios que hay a orillas del Ganga. Nos protegimos de los ladrillos que volaban mientras crecía la nube de polvo y escombro, y desde los techos se escuchaban gritos de dolor y grupos de personas corrían hacia la casa que se había derrumbado, que luego resultó pertenecer a la familia de barqueros que lleva el chai-shop. Después supe que una parte de la pared había caído sobre una de las hermanas pero que estaba bien, lastimada solo superficialmente. Pero esa es una historia que se repite cotidianamente en todas partes de la India: viejas construcciones heredadas sobre las que cada generación, más numerosa, continúa añadiendo pisos, sin hacer jamás un estudio de resistencia de los materiales, ni tampoco una sola reparación que no sea superficial e inmediata: mantenimiento cero, y a vivir despreocupados hasta que un día la casa se caiga. Ese es el mantra.

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Muchas noticias desde fuera: Edy llega a Delhi el 24 de diciembre, por lo que estamos planeando un viajecito con ella, que incluye unos días en Delhi, y luego de ahí a Hampi y Gokarna; también hay noticias de Stefano, que sigue intentando organizar un viajecito con la banda a India: lo seguro es que llegan él y Vincenzo el 28 de febrero, pero parecía entusiasmado de que se apuntaran otros… ojalá… la banda en India sería una cosa increíble. Todo esto irá dando forma a los próximos meses de este viaje, y una de las cosas casi seguras, es que hacia finales de enero, una vez que se haya ido la Edy, viajaremos a Calcutta, y de ahí a Bangladesh, para renovar la visa (y para conocer, claro!). Durante todo este periplo Varanasi seguirá siendo nuestra base.

Friday, January 29, 2010

NI TANTO QUE NO LO ALUMBRE


“Out beyond the ideas of right
and wrong there is a field;
I’ll meet you there”.
(Jalahuddin Rumi)

Hoy, al terminar la clase, Shyam y yo nos pusimos a charlar, y la platica nos llevó de un simple evento teatral en la Fundación Krishnamurti, via la filosofía del ídem, hasta los escabrosos terrenos de la religión. Yo alabé la filosofía de “no gurus” de Krishnamurti, y Shyam sacó a colación a Swami Vivekananda, por el que tiene un enorme respeto, y del que dijo el clásico adagio hindú sobre el hombre santo: “no era un hombre, era un dios, había trascendido, etcétera”. Como siempre que llego a ese punto en una conversación, siento como surge un muro invisible entre esa persona y yo. Para el hindú creyente, como para el musulmán, dios es parte de la ecuación, y no existe una idea de la realidad sin dios. Con el hindú tampoco siento que puedo ser honesto y decir: no creo en dios, y esos discursos me parecen obsoletos e innecesarios. No por miedo, como el que sentí en algún momento en Irán, sino para evitar la reacción de perplejidad y de lástima: para un creyente el no-creyente es alguien que debe ser “salvado”. Lo que intento hacer en esos casos, para poder seguir en el diálogo (y lo mismo hago en mi práctica de yoga, por ejemplo), es interpretar a “dios” metafóricamente, a mi manera no-teística, y utilizarlo simbólicamente en mi discurso (“encontrar a dios en uno mismo, o en la naturaleza, buscar al gurú interior, etcétera, y de esa manera elaborar una crítica a la dependencia ciega en un gurú, o en una religión, etcétera”). Es curioso como los hindús citan al Bagavad Gita como una suerte de prueba científica para sus creencias, y lo consideran la base de todo conocimiento espiritual, cuando es una obra de carácter sobre todo devocional, parte de un poema épico-mitológico relativamente reciente. Es cierto lo que dice Naipaul: los indios no tienen sentido histórico.

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Pasé dos días enfermo: un dolor en la garganta, flemas, todos los síntomas de la gripe, y de pronto fiebre. Es la segunda vez que me pasa en menos de dos meses, y esta vez me tomé unos antibióticos y tan tan. La India realmente empuja mi sistema inmunológico al límite, lo pone en jaque. Estoy seguro que aquí en Varanasi tiene que ver con la cantidad de mierda que uno respira, y quiero decir mierda literalmente, y no sólo estiércol. El otro día, sentado en un ghat junto al Ganga interrumpí una sesión de pranayama porque al hacer inhalaciones profundas sentía como mis pulmones se llenaban de excremento humano.
Ay India.
Con las visitas repetidas a la India se desvanecen poco a poco los espejismos exóticos de la primera visita, y comienzo a ver las cosas realmente como son. La belleza visual es un fino velo que cubre miseria y podredumbre, de la misma manera que la aparente espiritualidad oculta ignorancia, intolerancia, racismo y violencia. Hoy en India el azafrán es el color del fascismo y el BJP y Shiv Sena (y organizaciones afines) sus agentes. El sadhu es un hombre santo que quema mezquitas: en lugar del trapo azafrán podría llevar la camisa negra.
India es un amasijo de exclusiones, de odios, donde las lealtades están limitadas a la familia, el clan, la secta, la casta, y todo el mundo está listo para apedrear o dar fuego a sus vecinos. Esa es la India que está ahí, debajo de la superficie, en las ciudades, en el campo, en todas partes, una realidad fraccionada y dividida por castas, por clases sociales, por razas, religiones, lenguas, regiones, fragmentada ad infinitum, y siempre a punto de estallar. No la India románticamente idealizada de los swamis o de los apóstoles del new age, sino la India sociedad feudal, país tercermundista armado de bombas atómicas y traidor, a todos los niveles, del principio gandhiano de la ahimsa, o no-violencia. Es la India de Arundhati Roy, de Satyajit Ray, de Naipaul y su “Millón de motines, ahora”. Una India cuya vida política y económica están regidas por la corrupción y por grupos mafiosos que utilizan la extorsión y la violencia como herramientas cotidianas de persuasión, y en donde los medios de comunicación callan por miedo o por interés, y el voto de las masas iletradas es manipulado por pequeños grupos de poder. La “espiritualidad”, en todo esto, no es más que un vehículo escapista, una bonita ilusión que permite al individuo sobrevivir en medio de la miseria y el caos. Una fuerte dosis de opio para el pueblo.

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Thursday, January 28, 2010

MISCELÁNEA

“Well, there are a few of them… marvelous, mature, wise people. Real people, the phrase is, radiating serenity. And how did they get to be that way? Well, we know, don’t we? Every bloody one of them’s got a history of emotional crime, oh the sad bleeding corpses that litter the road to maturity of the wise serene man or woman of fifty-odd! You simply don’t get to be wise, mature, etc, unless you’ve been a raving cannibal for thirty years or so”.
(D. Lessing, The Golden Notebook)

Últimas novedades desde Varanasi: Shyam volvió de Assam y comenzamos con las clases de Sitar; Jake se mudó a nuestra casa; hace cada vez más frío por las noches y nos estamos agripando todos (menos Bernardo, que tiene una salud de acero); ya tenemos cocina, en una especie de armario con ventana que nos liberó la familia con la que vivimos, mientras que el tanque de gas, el quemador y los utensilios de cocina nos los prestó Keshav (el tanque lo llené en un negocio que está por Bengali Tola, donde compramos además un pequeño quinqué para cuando se va la luz, o sea tres veces al día).
La casa, una de esas tradicionales casas de tres pisos, techo-terraza y patio interior, es también una escuela de música; el padre toca el santoor, y su hijo, Navi, la tabla. Además de ellos viven aquí una vieja y decrépita abuela casi ciega que insiste en hablarme en hindi, y cuatro hijas, muy guapas, la menor de las cuales, Cheenie, se ocupa de tratar con los huéspedes, todos extranjeros. Nosotros tenemos dos habitaciones en el piso intermedio, además de nuestra pequeña cocina. Además de nosotros hay tres huéspedes más: Jake, Premraj (un noruego que se cambió de nombre, uno más de esos “born again”), y un señor francés con el que hemos tenido poco contacto. Estamos literalmente en el corazón de Varanasi, a unos veinte metros del ghat principal, Dasaswamedh, y a media cuadra de Bengali Tola. Estamos rodeados de gente, de monos, vacas, perros, búhos, ratas, ratones, búfalos, y mucha mierda. Constantemente hay pujas (ofrendas), música, campanadas, tambores, cantos, gritos, y todos los días el lechero nos deja un litro de leche fresca de vaca o de búfala, por veinte rupias, leche densa y rica que hay que hervir antes de beber.
Hoy fuí con Jake a una clase de yoga, y resultó que el maestro era el loco aquél de Sunil, con el que tomé una clase hace ocho años en Dharamsala: es un personaje excéntrico al que le encanta reírse, pero que no parece yogi para nada con su panza y sus dientes podridos, sus clases son desordenadas y tiene una opinión demasiado elevada de sí mismo: claramente no vamos a volver. Además tenemos una terraza fabulosa para hacer yoga en casa.

Wednesday, January 27, 2010

CROCODILE IN A QUIET LAKE



“…the number of people in a society really prepared to stand against a current, really ready to fight for the truth at all costs is so small (…) Very few people really care about freedom, about liberty, about the truth, very few. Very few people have guts, the kind of guts on which a real democracy has to depend. Without people with that sort of guts a free society dies or cannot be born”.
(D. Lessing, The Golden Notebook)

Doris Lessing makes me think. Think think think think. What an extraordinary woman! How extraordinary are the lives of all who seek independence, enlightenment, creativity and a life less ordinary. How brave to stand up against the forces of money and comfort, against the totalitarian rules of social order and say, no thank you, I prefer to go this way. If only I knew the inner workings of all these people, the secret agents of change, the wandering monks of consciousness, the muhajeddin of passion in a world of cool, the lefties, the reds, the rebels, the drop-outs, the artists, the clowns, the story-tellers, the weavers of words, the painters of clouds, the lonely travelers, each and every one of us going our own way, some sadly, some happily, silently or loudly, write or wrong, head-up or on our knees. Each and every one of us a novel yet to be written, a song to be sung, a prayer by a funeral pyre, or a cold dip in a midnight river.

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Re-reading what I wrote yesterday reminds me of Immanuel Kant’s essay “On Enlightenment”, and of the whole trend of European thought which has courageously fought for individual and collective freedom, for emancipation, liberté, égalité, fraternité, and so on, some of which fortunately contaminated the Americas, although, as Chomsky said, freedom without opportunity is the devil’s gift.“Enlightenment", Kant says, "is man's emergence from his self-imposed immaturity. Immaturity is the inability to use one's understanding without guidance from another. This immaturity is self-imposed when its cause lies not in lack of understanding, but in lack of resolve and courage to use it without guidance from another. Sapere Aude! [dare to know] "Have courage to use your own understanding!"--that is the motto of enlightenment.”

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What seems to me powerfully evident from Lessing’s diaries (or mock-diaries), is the totally different emphasis given to love affairs and man-woman relationships. In a man’s diary more importance is given to events, actions, facts, while emotions are discreetly brushed under the carpet, or expressed simply as facts: “saw so and so last night, went to the movies, had sex, fought over this or that, or whatever”, or as moods: “feeling happy, depressed, over so and so, or whatever”. It is probably just the natural order of things: men find it difficult, are embarrassed to talk openly about emotions, even to oneself; and on the other hand probably quite simply give less thought to them, are less likely to lose sleep, and be overwhelmed by them. I don’t see (but maybe I should) Harry writing: “Put Babu to sleep last night, then stayed up with Ella drinking cheap Indian whisky (Bagpiper’s) and watching Bollywood movies. There is a feeling of tiredness in the relationship that crawl its way silently after two-odd years together, and a long stretch of spending almost all day together, stuck with each other… yet there is tenderness between us and sexual passion: she dresses up for me and surprises me and we spend hours fucking, indulging in sexual fantasies, fiercely, feverishly, until we fall asleep, exhausted, and the red light stays on all night…” I used to write things like these, Harry confesses, years ago, about my “love-life”, about the joys and troubles in my relationships with X, Y, or Z, and I consciously stopped, and wisely I think, because it was all ups and downs, and the repetitiveness of the ups and downs is not only boring, in the long run, but also points to its naturality: moods flow, and chronicling them is like chronicling the flow of the passing river, like chronicling every day’s waking and sleeping: useless in its beauty. What changes is the degree of intensity and frequency of the changes. During Harry’s wild years the chart of his emotions looked something like the open jaws of a huge, fierce, crocodile, with the sharpness of the teeth, and the gaps between them, marking the moods, and the number of rows marking time. Nowadays Harry’s chart is more mellow, like the ripples made by silent waves on the surface of a quiet lake; it is an older, more mature, and more content Harry.
Too much attention to moods and emotions makes us even more, and unnecessarily, self-centered (anyone who keeps a diary must be self-centered, to a certain degree); so I think I will maintain my “collage” style: a little bit of this, and a little bit of that, as it comes to my mind. Like any collage, most of the material is left out.

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Tuesday, January 26, 2010

EL RÍO DEL OLVIDO



"Per correr miglior acque alza le vele
omai la navicella del mio ingegno,
che lascia dietro a sé mar sì crudele;
e canterò di quel secondo regno
dove l'umano spirito si purga
e di salire al ciel diventa degno."
(Dante, Purgatorio, I)

Anoche tuvimos una pequeña reunión social, la primera en meses; fue en el techo del Mona Lisa Guesthouse, donde se está quedando mi amiga Ixchel, a quien conocí aquí mismo hace tres años y a la que me volví a encontrar por pura casualidad, caminando por Bengali Tola. Está aprendiendo a tocar el violín (hace tres años era tabla y sarangui), así que además de beber whisky con cola tocamos música: estaba Jake con su ukelele, Ale con la flauta, una chica española con unas tablas, Ixchel con su nuevo violín, y yo con mi trompeta, además de nuestro amigo indo-israelí Moran, que se la pasó cantando, de un ruso enorme y borracho de nombre Kiril, y de una japonesa darkie, Kaori, que no dijo ni pío, pero bebió igual que el ruso. Hacía un frío intenso pero entre el whisky y la música nos mantuvimos calientitos. Estamos tan deshabituados al alcohol que hoy amanecí con diarrea. Volvimos a casa a las doce, hora tardísima para esta ciudad (este país!) que se acuesta a las nueve.

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A la mañana siguiente, medio crudos, llevo a Ale a dar una vuelta por el barrio musulmán, por las callejuelas interminables del bazar que recuerdan a Marruecos, a Egipto, a Palestina, o, más reciente en mi memoria, a Irán y a Pakistán. En el horizonte estrecho se ve algún minarete y las escrituras están en urdu; todo es más limpio y más silencioso, y en una fondita con las clásicas fotos de la Meca nos comemos dos platos de birria de chivo con tortillas de harina y un chai con una buena cucharada de nata encima. Delicioso y baratísimo, menos de un dólar por todo. Pasear por el barrio musulmán es como salir un rato de la India (hindú). Por el camino de regreso pasamos por más y más callejones, sin más rumbo que una idea general de donde está el río, sin saber nunca realmente por donde vamos, pero si hacia adonde; y en cada esquina hay una sorpresa, alguna escena extraordinaria y cotidiana (extraordinaria para nosotros, cotidiana para ellos); artesanos que practican artes olvidadas en otras partes del mundo, casas que son establos, establos que son casas, templos en ruinas habitados por jaurías de perros, existencias que transitan haciendo círculos en el corazón de babel sin hacerse nunca demasiadas preguntas porqué cómo cuándo dónde adónde de dónde: las únicas respuestas las tiene el río, que se lleva todo. Y así de pronto al final de un callejón se abre el espacio y llegamos a orillas de Ganga, en el ghat de Ganesh, y comenzamos a caminar hacia el oeste hasta Manikarnika, el ghat funerario, tan lleno siempre de vida y de muerte. “No se escucha un solo llanto”, me dice Ale, mientras se están llevando a cabo simultáneamente una docena de funerales en distintas etapas del proceso: crudo, término-medio, o bien cocido. Todo alrededor hay pilas de leña para las piras y una actividad constante: gente bebiendo chai, otros bañandose en un río que parece sopa de verduras; hay vacas, búfalos, perros que buscan trozos de carne chamuscada entre las cenizas, cabras amarradas a palos enterrados en la tierra, y barqueros, entre los que se halla seguramente Caronte, buscando pasaje.

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Monday, January 25, 2010

GARDENS OF ELEUSIS


“People stay sane by blocking off, by limiting themselves”.
(Doris Lessing)

Sometimes a simple phrase such as this brings about a moment of clarity, a small awakening, perhaps joyful in nature, or maybe sad. But that is what we de: we stay sane by blocking off, by limiting ourselves. This is a good thing, and a bad one, together. Inescapably bound together. We stop doing, we stop thinking, we even stop feeling the things that put our sanity at risk. Not all of us of course, but those who had a glimpse of madness, those who saw its bright shattering light and were still capable of looking the other way. I know I did, I recognize the how and the when, more or less, and so did Harry Ohm: he consciously closed the doors of perception, so to speak, after a good long peek outside, after a stroll through the gardens of Eleusis.
There is so much I don’t know about the education of Harry Ohm.
Sometimes I feel these diaries are the futile attempt to stave off madness, and boredom, to create the illusion of meaning to a life that is, like all others, meaningless, to give form to the formless. They are the self-inflicted psychotherapy I never had before because I never needed (to be honest I never even contemplated it, ours is not a shrink-going family: it is too expensive, and we don’t see the point of paying someone to listen to our rantings: we have friends and family and late-night kitchen-table sessions for exactly the same purpose). Diaries, journals, are a place to open your mind, to bear your soul, honestly. But what if there is nothing much to say? Is it the moment of putting a stop to them? Does soul-bearing ever end? I don’t think so. Life after all is a process, and identity is always in the making, and there might be phases or stages, but certainly not conclusions. Only death is conclusive, but then it is life no more: death is not the conclusion of life, it is its absence. We change, feelings change, surroundings change, people change, and we adapt. What is love? Maybe I had an answer to that question ten years ago. I certainly don’t have one now. Take Ella for example: do I love her? Does she love me? Am I capable of love? I know I love my friends, my brother, but this is supposed to be a love of a different quality, a different density. But a heart is a living thing and it can take only so much beating. Is it love? Yeah, I think so, but it is not the same love; love is a feeling, a thought, an emotion, a projection of desire. And love, too, changes. It is an expression of who we are and I am different. I don’t depend on “love” as I did before; this makes me stronger, and, paradoxically, more fit for love.
I listen to myself saying all this and I sound callous, insensitive, arid, but that, I am sure, comes with growing up; our self simply holds on to many more things, or, if we are truly enlightened, to nothing at all.
So why do people stay together?

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Camino desde el ghat principal hasta la oficina central de correos, atravesando las maravillosas entrañas de la ciudad antigua, callejones y pasadizos obscuros e interminables, llenos de vida. Una ciudad tan medieval como, digamos, Florencia en el 1200. En la oficina central me enfrenté con buen humor a la burocracia india, a las fotocopias de mi pasaporte y las demandas negadas de bakshish, y recuperé el paquete de once kilos que nos mandamos a nosotros mismos desde Rishikesh, y que contenía sobretodo libros, ropa, y el trenecito de madera que le compré a Bernardo.
El regreso lo hice en cycle-rickshaw, por las infernales calles de la ciudad moderna, un cóctel explosivo de tráfico, ruido, contaminación, basura y sus etcéteras (o sea la India urbana moderna),y en eso se me fue la mañana.
Las lluvias se han ido finalmente, y si bien los días son secos y soleados, por las noches el frío y la humedad cubren la ciudad, en especial a orillas del río.

Sunday, January 24, 2010

WALK THE WIRE


“The great value of a high-wire act is that it has no practical value. The fact that so much skill and effort and courage can be directed into something so ostensibly useless is what makes it useful. That’s what affords it the power to lift us out of context and carry us -elsewhere”.
(Tom Robbins, Villa Incognito)

Qué fascinante es el proceso de creación de un personaje ficticio libremente basado en un uno mismo, aunque fundamentalmente diferente también. Anna, el personaje que ha inventado para sí misma Doris Lessing, inventa a su vez a Ella: “I see Ella, walking slowly about a big empty room, thinking, waiting, I, Anna, see Ella. Who is of course, Anna. But that is the point, for she is not. The moment I, Anna, write: Ella rings up Julia to announce, etc., then Ella floats away from me and becomes someone else. I don’t understand what happens at the moment Ella separates herself from me and becomes Ella. No one does. It’s enough to call her Ella, instead of Anna”.
¿Cómo sería el personaje inventado por Luis, en parte yo, y en parte invención, satisfacción de deseos, proyección de miedos, boleto para la escritura libre, separado de mí lo suficiente para poder abrirse honestamente, para salir a la luz como un personaje nuevo? Podría llamarlo, por ejemplo, Harry. Harry Ohm. Mexicano cuarentón, hijo de un gringo originario de algún país de Europa del este, y de una mexicana de Manzanillo, y equilibrista por afición, quizás. La novela, o los falsos diarios, tendrían que ser bilingües, porque esa es la realidad de Harry, que nació en alguna ciudad del midwest, pero fue criado en Manzanillo, Guadalajara, el deefe. La caracterización del mexican-american es vasta, aunque maniquea y llena de prejuicios, y otros rencores y resentimientos.
No existen clichés, en cambio, ni siquiera caracterizaciones memorables, del american-mexican, o del half-american, half-mexican (que es el caso de Harry). En parte porque los hay menos, y en parte también porque México es el verdadero melting-pot, y el gringo-mexicano no vive en el barrio de los gringos y habla inglés, ni es segregado. Quien nace o crece en México es mexicano, y punto, y es aceptado como tal sin cuestión: es sólo la mirada incrédula del otro, del extranjero a nuestra realidad cultural, la que intenta decirte que no lo eres, como Mike, el canadiense que conocimos en el tren hacia Varanasi, cuya conciencia intentaba surgir, como una débil lucecita, de las profundidades del pozo de sus prejuicios culturales, raciales, o whatever, cuando me preguntó de dónde era y le contesté México. Sus ojos se abrieron muy grandes y luego parpadearon dos o tres veces seguidas. No lo podía creer. Y eso que es canadiense y no llevaba penacho.
No tengo idea de cómo termina la historia de Harry Ohm, y mucho menos de cómo empieza: es más un collage, o un rompecabezas incompleto del que iré encontrando piezas, aún sabiendo de antemano que nunca encontraré todas, que nunca será completado. Una misión condenada al fracaso, pero necesaria. Misteriosamente necesaria.

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Saturday, January 23, 2010

GHOST IN THE SHELL


Me contestó Chris Wagstaff, haciéndome algunos comentarios sobre el ensayo de ciencia ficción, sobre todo en lo que concierne a la pregunta especulativa central que imagina un futuro dominado por máquinas pensantes. Para mí es claramente una pregunta retórica, for argument’s sake; en palabras de Roald Dahl (y podría estar parafraseando a Louis Gatt): “He found himself, almost immediately, up against the old truth that a machine, however ingenious, is incapable of original thought. It can handle no problems except those that resolve themselves into mathematical terms –problems that contain one, and only one, correct answer”, (The Great Automatic Gramatizator). Justamente la razón por la que enloquece H.A.L., la computadora sensible de Odisea 2001. Pero el ácido de Chris, como siempre, va más lejos, voltéando como es su costumbre la tortilla: “It reminds me of arguments I have with philosophers, who are tenaciously attached to certain attributes which they insist on applying to "the mind". It's as if they are terrified that a dog or a machine might one day turn out to be every bit as complex, sensitive, thoughtful, etc as a human being (by which I mean, of course, that a human being is not nearly as ... those things... as philosophers insist). I think I would be called a "reductionist", with no regrets.”

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Volvió la lluvia, con mayor fuerza aún, y la ciudad se convirtió literalmente en una sopa de estiércol de la que es imposible escapar. Hay mierda por todos lados, y no solo de vaca, descendiendo implacable por las calles en su camino hacia el río, que se ha vuelto marrón (lo cual no impide los baños rituales cotidianos de los indios que siguen considerando a su Ganga Ma limpia y pura). La situación es particularmente grave en las escaleras que bajan al Pandhey Ghat porque detrás de la pensión hay un par de establos de vacas y búfalos y son meses de estiércol acumulado.
Keshav me consiguió un par de habitaciones con cocina en la casa de una familia de músicos cerca de Dasaswamedh Ghat, que es el Ghat principal, a muy buen precio, y nos mudaremos hoy si la lluvia lo permite. También le encontramos una escuelita a Bernardo a donde ir a pasar unas horitas por la mañana; y así, poco a poco, nos iremos instalando, encontrando nuestros espacios y nuestras rutinas.

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Friday, January 22, 2010

NIMBUS


Suena el armonio, notas largas como lamentos y las voces hare krishna hara rama, voces antiguas teñidas por el cansancio de la repetición ritual flotan sobre la superficie de mercurio de Ganga que pasa a su vez densa e impávida frente al circo de la humanidad, los cometas de colores en el cielo, y los niños unidos a ellas por hilos invisibles.
Cae la tarde otra vez en Benares, suavemente, y estoy sentado aquí con mi chai para contemplarla. Un enorme cúmulo-nimbo se deshace como un chorro de leche en el cielo, último recuerdo del tifón que azotó Bombay hace unos días y que dejó su rastro de lluvias y frescura en el aire, y en el suelo una capa de lodo espeso hecho de mierda y basura. Se acerca el invierno.

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Tuve mi primera clase de sitar con Shyam, que mañana sale de viaje, a dar unos conciertos en Assam. Fue una suerte encontrarlo antes de que se fuera porque así me dejó un montón de ejercicios y me prestó un sitar para empezar a practicar. También saludé a Sandip, y a los tíos Keshava y Shiva, así como al resto de la familia. Con Ale y Bernardo se abrió de pronto el mundo de las mujeres y de los niños de la casa. Keshav, el papá de Sandip, quiere darle unas “clases” de tabla a Bernardo, y le está encontrando un maestro de flauta a Ale. Nos están adoptando, y nos estamos dejando adoptar. Nuestro amigo Jake también está aquí, tomando clases de armonio y canto con el tío Shiva. Estamos instalados provisoriamente en la Vishnu Resthouse, en Pandhey Ghat, mientras encontramos un alojamiento mejor y más barato, porque si bien las cosas han cambiado poco en tres años, los precios se han multiplicado desproporcionadamente.
Estas mudanzas, que por ahora han sido mensuales, más o menos, son muy pesadas, y nos tardamos varios días en acoplarnos, en encontrar una nueva rutina y sentirnos cómodos, lo que se traduce en momentos de cansancio y mal humor. Pero es sobre todo una cuestión de espacio vital: Lebensraum. Un espacio para mí, un espacio para Ale, un espacio para Bernardo, y un espacio para Ale y para mí. Todo cabe en un jarrito: con dos habitaciones basta, y si le sumamos una cocina estamos en el paraíso.

Tuesday, January 19, 2010

DEHRADUN-VARANASI EXPRESS


viernes 13 de noviembre

Amanecemos a bordo del Dehradun-Varanasi Express, a la altura de Lucknow, a poco más de la mitad de las dieciocho horas de viaje, en medio de esta planicie infinita, infinitamente poblada, que es la India. En la estación de Lucknow me bajo por unos chais para mí y para Ale, por unos plátanos (kéla, 5 por diez rupias), un pastelito de chocolate y una leche para Bernardo. Las estaciones de tren en la India son lugares maravillosos y horrendos.
Bernardo va pegado a la ventana del tren, disfrutando de la película.

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“I’ve been forced to acknowledge that the flashes of genuine art
are all out of deep, suddenly stark, undisguisable private emotion”.
(Doris Lessing, The Golden Notebook)

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Friday, January 15, 2010

ET VOILÀ




Es nuestro último día en Rishikesh, y como siempre se mezclan sentimientos de nostalgia, al dejar un lugar hermoso, que nos gusta ya l que nos hemos habituado, y de nervios y tal vez el más ligero rastro de angustia por el viaje que nos espera, el cambio de escenografía, empacar, el rickshaw a Haridwar, las 18 horas de tren, la búsqueda de un nuevo hogar. Una cosa es viajar e solitario con la mochila al hombro, hop! et voilà! yn día aquí y otro allá, pero así en familia los traslados se convierten en pequeñas mudanzas y hay que enfrentarlas con estoicismo.
Son las 12 del día y estoy en un café que sobrevuela el Ganges, tomando un café. Acabo de volver del correo a donde fui a mandar un paquete de libros de yoga a México, y en unas horas tengo mi última clase con Govinda. Estoy pensando seriamente en volver a seguir estudiando con él a la primera oportunidad, quién sabe cuándo; me siento en gran forma y más que listo para hacer un salto cuántico: el hiper-espacio, el halcón milenario maltés. Me gusta el método Sivananda, muy shanti.
En la pensión en la que estamos, que lleva el nombre de Kamal, me encontré el Golden Notebook de Doris Lessing, y estoy leyéndolo con avidez. Es una novela seria como las que se escribían antes, y me recuerda mucho a Thomas Mann, a la montaña mágica. La Lessing es para mí un “descubrimiento” feliz que por alguna razón me reservé hasta ahora. Pedro la lee hace años, y tiene años recomendándomela. Me gusta su idea de los cuadernos, de los diarios divididos por temas (y colores, como el cuaderno gris de Plà), y me fascina el juego de disfrazar la autobiografía, de mezclar la realidad con la ficción, de la búsqueda de una literatura dolorosamente honesta, de la escritura como parto mental literario. Es la voz de una mujer, y todas las cosas tienen perspectivas ligera, y a veces radicalmente diferentes de las que tendrían en la voz de un hombre (vive la différence!) y me doy cuenta, haciendo memoria, que leo a pocas mujeres, por algún prejuicio quizás, por evadir la cursilería, o qué sé yo, aunque hay notables excepciones: Kitchen, de Banana Yoshimoto, no tiene nada de cursi; pero es japonesa, claro.
Hay en la perspectiva femenina una intuición más grande por las emociones (cliché!), y un entendimiento y atención más grandes en las relaciones humanas, las fragiles y complicadas redes que nos conectan y nos separan unos de otros, y que son una parte esencial de lo que somos. En la literatura escrita por los hombres que suelo leer, es cierto eso de que every man is an island, mientras que las mujeres nos recuerdan que somos archipiélagos.
El cuaderno negro, que habla de cosas prácticas: dinero, trabajo; el cuaderno rojo que habla de política, comunismo y desilusión, juventud y madurez; el cuaderno amarillo es ficción, notas para una novela (autobiográfica, claro); el último, el azul, es más personal, psicoanalítico, más libre en su forma. Esos cuatro cuadernos, más una novela llamada Free Women, que aparece intercalada, componen el “Golden Notebook”, una novela de una mujer que creció en África, que fue comunista, sobre una mujer comunista que vivió en África, que es escritora (está sufriendo writer’s-block), en cuyos diarios aparecen los esbozos de otra novela sobre otra escritora divorciada, cuya vieja amiga es comunista. Es una estructura genial, que le da a la autora (Doris) una enorme y fértil libertad.

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Thursday, January 14, 2010

THE TRAP


Many years after using it as an epigraph for my PhD dissertation, I come once again across this passage from the Chuag Tzu:

“The reason for a fish trap is the fish. When you’ve got the fish,
you can forget the trap. The rabbit’s the reason for the snare.
When you have the rabbit, you forget the snare. The meaning of
the song in your heart is the reason for the words, but once you’ve
got the meaning, you can forget the words. Where can I find
someone who’s forgotten the words – to have a word with?”

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Tuesday, January 12, 2010

CASTE NO BAR?


domingo 8 de noviembre

Me entretengo leyendo la sección de anuncios de ofertas matrimoniales en el Sunday Times: el ridículo y feo recordatorio de que esta es una sociedad de castas, brutal y despiadada, mil veces más compleja que la de clases, y me pregunto en qué manera es esta organización social distinta del apartheid, y sé que la respuesta es: en muchas pequeñas y sutiles, y en ninguna de consecuencia.

“SM 4 Brahmin Girl 30/5’5”
MCA wkg B’lore. 1 leg short by
1” (Polio). Caste no bar. Write
ND Sharma, 3/28, Akanksha
Panchsheel – B, Ajmer – 305004”

Qué lejos, como bien supo entender Naipaul, de la India que soñó Gandhi; el sistema de castas sigue vivo, y Gandhi, en cambio, está muerto: “There is no inconsistency; the mahatma has been absorbed into the formless spirituality and decayed pragmatism of India. The revolutionary became god and his message was thereby lost. He failed to communicate to India his way of direct looking”.

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Monday, January 11, 2010



It is told in the Chuang Tzu that

When Tzu Sang Hu died, his two friends,
Meng Tzu Fan and Tzu Chiu Chiang,
played the lute and sang:

“Oh, Sang Hu Came; oh Sang Hu came!
Now he’s gone back to being what he
truly is,
While we must go on being human!”


(and I have the sudden urge to carve their song
in wood, and let it wither on my father’s grave)

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Friday, January 8, 2010

LIFE WHAT IS IT



the little kid playing in the sand
by the river bank making
walls and castles and splashing
about in sunshine
like there’s no tomorrow and
yesterday is nothing but
a dream
while i sit nearby like a lizard
being the grown-up for once

Thursday, January 7, 2010


“Puny and small, he is truly only one
among humans. Infinite and great,
alone he is with heaven”.
(Chuang Tzu)

Sunday, January 3, 2010

FOTOS


Ale explorando las islas que surgen en el Ganges cuando baja el nivel del agua.


Nuestra casa, vista desde el otro lado del río. Aparece media cubierta por el ramaje del árbol grande que se ve al centro a la derecha...



Bernardo "descubriendo" un templo hindú.

ÚLTIMAS NOTICIAS



Últimas noticias desde Rishikesh: a Bernardo lo mordió un perro (superficialmente, cuando lo pisó sin querer), así que decidimos ponerle las inyecciones contra la rabia, cuatro, en el hombro, que significan cuatro viajes al hospital del gobierno en Rishikesh (en la ciudad, a media hora de distancia). Mañana será la última inyección. El perro, grande y amarillo, es amigo nuestro y pasa largas horas durmiendo afuera de nuestra puerta.
Ayer encontré finalmente a Surinder Singh, y fui a una de sus clases, y a saludarlo. Es un Sikh grande y fuerte, derecho como un soldadito. Da clases en un hotel nuevo en Ramjhula, el Raj, y me dio gusto verlo, aunque seguiré en el curso de Govinda, cuyas clases son un poquito más avanzadas y más personalizadas (nunca somos más de ocho o nueve personas).
También fui a conocer a Pankaj, el que le dio clases de tabla a Leo, que, dice, también enseña flauta y sitar. Es un personaje extravagante, hiper-kitsch en un estilo típicamente indio (con posters de bebés rubios en la recámara y flores de plástico en la sala), y quedé en tomar unas clases de sitar con él para llegar mejor preparado a Varanasi.
Y mientras tanto siguen pasando los días, y la gente llega y se va: ayer se fue nuestro amigo Matt, el irlandés, y hoy se va Jake, al que probablemente veamos pronto en Varanasi. Y tan tan.

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